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BLOG DEL LAICADO TRINITARIO DE VALDEPEÑAS

Espiritualidad

Diálogo interreligioso con la religión del mercado de Paul F. KNITTER

Diálogo interreligioso con la religión del mercado de Paul F. KNITTER

Lo que esta colección de ensayos se propone lograr es más importante que nunca. Los autores buscan, como sus predecesores en los tres volúmenes previos, cada uno en su contexto cultural/político particular, fomentar una «teología cristiana liberadora intercontinental del pluralismo religioso». Su propósito es desarrollar no sólo un diálogo religioso más fructífero entre cristianos y seguidores de otros caminos religiosos, sino un diálogo que también sea liberador. Éste es un esfuerzo para vincular las actuales teologías de las religiones con las actuales teologías de la liberación. Felizmente este ha sido el interés y el compromiso de un creciente número de teólogos cristianos en la última década. Y los volúmenes de esta serie «Por los caminos de Dios» han sido una contribución significativa a ese crecimiento.

Lo que me propongo señalar en este breve prólogo es por qué esta tarea -vincular el diálogo interreligioso con la liberación interreligiosa- es hoy más urgente y más compleja que nunca. Mi tesis, si así puede llamársele, es que la razón principal y la causa esencial de la creciente injusticia económica en el mundo y de la pobreza deshumanizante que resulta de tal injusticia es, en sí misma, religiosa. Las fuerzas que están generando tanta riqueza y al mismo tiempo tal disparidad en su distribución se han convertido ellas mismas en una religión. El mercado libre global se ha vuelto una religión exclusivista mundial. Las religiones del mundo, tanto individual como interreligiosamente, deben participar en un diálogo liberador profético con esta nueva religión mundial. Sin un diálogo interreligioso así con la religión del mercado, no se podrá desafiar y «convertir» eficazmente el poder deshumanizante del mercado.

Permítaseme explicar brevemente esto.

La religión del mercado

Al contrario de la afirmación de Samuel Huntington de que hoy estamos enzarzados en un «Choque de civilizaciones», creo que el choque que en realidad está sucediendo -y yo agregaría, el que no puede menos que suceder», no es entre civilizaciones. ¡Es entre religiones! Sin embargo, las religiones que contienden entre sí no son las comunidades religiosas tradicionales. Me refiero más bien al choque, a la oposición fundamental, entre las llamadas religiones mundiales por una parte, y la nueva Religión del Mercado, por la otra parte.

David Loy, en un artículo que provocó amplia discusión, ha argumentado con cuidado y elocuencia que la religión dominante, la más extendida en nuestro mundo contemporáneo, es la «Religión del Mercado». Especialmente en países desarrollados como Estados Unidos, Europa y Japón esta es la religión a la que pertenece la mayoría de la población, y es la que reclama sus compromisos religiosos fundamentales. Su devoción a la Religión del Mercado precede y modifica su devoción al cristianismo, al judaísmo o al budismo[1].

Para el creyente común, Religión del Mercado significa religión del consumismo. Uno practica su fe y encuentra su salvación consumiendo en los templos que son los «centros comerciales». Pero se trata de una liturgia y una adoración diarias, no limitadas al domingo, al sábado o al viernes.

Para los prelados y potentados de esta nueva religión, Religión del Mercado significa religión del «economicismo». Según John B. Cobb Jr., los devotos del «economicismo» ponen su fe total, absoluta (y podríamos añadir «ciega») en la creencia de que el crecimiento económico perseguido sin restricciones y sin la interferencia del gobierno, tanto por personas individuales como por naciones individuales, traerá la salvación al mundo entero. En palabras de Cobb:

"El economicismo es esa organización de la sociedad que intencionalmente está al servicio del crecimiento económico. Todos los demás valores, inclusive la soberanía nacional, se subordinan a este fin, con la sincera esperanza de que una prosperidad suficiente permitirá al mundo solucionar también sus necesidades no económicas»[2].

Para la Religión del Mercado, que se basa en la fe incondicional en el economicismo, el ser humano es un ser económico (homo economicus), es decir, un ser «...que busca racionalmente obtener el mayor número posible de cosas con el menor trabajo posible. Sus relaciones con otros seres son de competencia»[3] .

Esta Religión del Mercado tiene todos los rasgos que encontramos en las religiones tradicionales:

-Sus credos están hechos de la economía neoliberal del (Papa) Friedrich von Hayek y el (Ayatollah) Milton Friedman.

-Sus teólogos o ullama son los economistas (principalmente economistas occidentales).

-Sus misioneros son el vasto ejército de anunciantes que proclaman su mensaje de consumo en «comerciales» que llenan las trasmisiones de radio y televisión y en las carteleras que pueblan nuestras ciudades y paisajes.

-Sus centros de aprendizaje son los departamentos de economía de universidades norteamericanas y occidentales, y su tribunal es la Organización Mundial de Comercio.

-Esta religión tiene sus mandamientos, el primero de los cuales es: «No interferirás con el libre mercado». (O dicho en forma más tradicional: «el Libre Mercado es el Señor tu Dios; no tendrás dioses extraños delante de él»).

-Tiene una soteriología clara y absoluta: «Fuera del libre mercado no hay salvación». Aquellos que no estén «dentro» y no sean miembros de esta religión verdadera son considerados herejes o enemigos, a ser controlados o eliminados.

Diferencia fundamental entre las religiones y la religión del mercado

Hay una diferencia fundamental, que es una oposición fundamental, entre la ética de lo que Cobb llama «economicismo» (o fundamentalismo de mercado) y la ética de las religiones tradicionales. En formas asombrosamente diferentes, que sin embargo son también complementarias, las tradiciones abrahámicas (judaísmo, cristianismo, islam), las tradiciones asiáticas (hinduismo, budismo, confucionismo, taoísmo) y las religiones indígenas tienen un acuerdo básico de que cualquiera que sea el grado de unidad globalizada que pueda alcanzar la raza humana, esta unidad tiene que basarse en un equilibrio entre el interés por uno mismo y el interés por el otro.

La ética religiosa siempre es paradójica. En una diversidad de símbolos y con énfasis diferentes, todas las tradiciones religiosas dicen a la humanidad que, en forma paradójica y también prometedora, el interés por uno mismo equivale a interés por el otro. La intuición fundamental que está a la base de las religiones invita a las gentes a un cambio que les llenará de vida y de paz, yendo del interés por uno mismo al interés por el otro. Este «otro» siempre es diferente a uno mismo, o es más que la consciencia que uno tiene de sí mismo en el momento presente. Es el Otro con O mayúscula (la Fuente de Vida Interior de todos), y el otro con o minúscula: el prójimo de cada uno.

Así nos dice Jesús que sólo nos amaremos verdaderamente a nosotros mismos cuando amemos a nuestro prójimo. Mahoma nos advierte que al cuidar de nosotros mismos, al promover una sociedad buena, nunca podemos olvidar el cuidado de todos los otros, especialmente de los pobres y los abandonados. Para Buda experimentar la propia iluminación es sentir compasión por todo ser sensible. En la ética confuciana «para afirmarnos nosotros mismos debemos ayudar a que otros se afirmen; para que nosotros crezcamos hemos de ayudar a otros en su crecimiento».

Por tanto, ésta es la cuestión o el desafío que las religiones han de plantear a los promotores del libremercado. La comunidad religiosa debe preguntar a los economistas, a los políticos y a los presidentes corporativos: El interés por uno mismo que ustedes ensalzan ¿está equilibrado por el interés por el otro, está enraizado en él, es él quien lo guía? Ciertamente, no parece ser así. El principio conductor del sistema capitalista mundial, gobernado por el fundamentalismo de mercado, parece ser: «Si buscamos el interés por nosotros mismos también promoveremos el de otros». Eso, según las religiones, debe estar equilibrado por: «Si buscamos el interés de otros, también promoveremos el nuestro propio». Las religiones advierten: si no tenemos este equilibrio, si casamos el interés por nosotros mismos con el interés por el bienestar de otros, nos veremos en problemas. De hecho, ésa es la razón por la que el llamado libremercado globalizado no está respondiendo a la gran disparidad de la riqueza en nuestro mundo globalizado, o en realidad está siendo su causa.

Diálogo interreligioso con la religión del mercado

Aunque resulte difícil, las religiones tradicionales del mundo deben participar en un diálogo profético y crítico con esta nueva Religión universal del Mercado. Las religiones deben enfrentar a los comandantes y los sumos sacerdotes de la globalización y confrontarlos con el «choque», con la diferencia fundamental entre la Religión del Mercado y las religiones tradicionales históricas. Los dirigentes y maestros religiosos deben hacer ver claramente que en el momento actual, y dada la forma en que la Religión del Mercado se entiende a sí misma, no es posible que un individuo sea «miembro» de la Religión del Mercado y al mismo tiempo sea seguidor de Mahoma, Jesús, Buda o Abraham. Aquí no cabe la «doble pertenencia». Uno debe elegir: inclinarse frente a Dios/Allah/el Dharma... o frente al Mercado.

El diálogo interreligioso con la Religión del Mercado es extremadamente difícil, sobre todo porque el Mercado insiste, como lo hizo la Iglesia Católica en tiempos pasados y lo hacen actualmente muchas comunidades fundamentalistas cristianas y musulmanas, que es la única religión verdadera. Todas las otras serían falsas. Como bien se sabe por la historia de las relaciones interreligiosas, cualquier religión que afirma ser la única verdadera no dialoga con otra religión: lo que busca es convertirla.

Y sin embargo es sumamente urgente lograr algún tipo de diálogo o encuentro entre las religiones del mundo y la Religión del Mercado. Si el Libre Mercado ha asumido el poder y la dominación de una religión mundial, si informa y dirige las vidas de las gentes en forma penetrante como siempre lo ha hecho la religión, ¿no se trata entonces de que las religiones tradicionales del mundo estén entre los medios principales de contrarrestar esta nueva religión idólatra del Mercado? Si es verdad que a veces uno necesita fuego para combatir el fuego, hoy necesitamos de las religiones para «combatir», sofocar y re-dirigir la Religión del Mercado. En la actualidad tal vez sólo las religiones pueden dar a los pueblos la visión, la energía, la esperanza y la perseverancia para dialogar con la Religión del Mercado, luchar contra ella y reconquistar a sus seguidores, que han puesto al dios del consumismo y el crecimiento económico en el lugar del único Dios, Aquel que nos asegura que cada uno de nosotros sólo encontrará la verdadera felicidad si promueve la felicidad de todos.

Los ensayos de este libro colectivo, y la serie «Por los muchos caminos de Dios» de la que son parte, es una contribución pequeña pero significativa a la promoción del diálogo entre religiones que hará posible el diálogo profético con la Religión del Mercado. Me siento honrado de tener el privilegio de ofrecer estas palabras de introducción. Y espero con interés la conversación progresiva que estos ensayos estimularán en la comunidad cristiana y en la comunidad de religiones.

 

Paul F. Knitter

Profesor emérito de teología

Xavier University, Cincinnati, Ohio, Estados Unidos

Traducido del inglés por María Cristina Caso

 

 

 


[1]David Loy, «The Religion of the Market», Journal of the American Academy of Religion, 65/2 (1997) 275-90.

[2]Cobb, BCS, 4-5.

[3] BCS, 11.

DEVOCIÓN A JESÚS NAZARENOA RESCATADO.

DEVOCIÓN A JESÚS NAZARENOA RESCATADO.

Cautividad y rescate

"El ejército moro se apoderó de Mármora quedando todos cautivos: soldados y civiles, así como las imágenes y objetos sagrados que allí había. Aunque se consiguió la libertad para los padres capuchinos, estos no quisieron abandonar a sus feligreses y a las imágenes entre las cuales se encontraba la de N. P. Jesús.

 

            Habiéndose apoderado los moros de las santas imágenes, hicieron con ellas muchos ultrajes y escarnios, y llevándolas como despojos de su triunfo a la ciudad de Mequinez, las pusieron ante su Rey Muley Ismael. Este las mandó arrastrar por las calles, en odio de la religión cristiana, y después que las echaran a los leones como si fueran de carne humana, para que fuesen despedazadas.

 

            Al hermosísimo busto de Jesús Nazareno le mandó el Rey arrastrar y echar por un muladar abajo, haciendo burla y escarnio del retrato hermoso y del original divino.

 

 

 

            Se hallaba en dicha ciudad Fr. Pedro de los Ángeles, religioso Trinitario Descalzo, el cual llegó al Rey moro ofreciéndose a rescatarlas por dinero. Con esta promesa el Rey moro le permitió que cogiese las imágenes y las guardase, pero con apercibimiento y amenaza que, si no cumplía su promesa, lo habrían de quemar vivo".

 

En narración más documentada: "Los Trinitarios Descalzos realizaban una admirable labor de mediación en las Redenciones de cautivos y, además, mantenían pequeños hospitales-hospicios para atender a los numerosos cautivos que se hallaban en Marruecos.

 

            Desde el mismo momento en que se pierde San Miguel de Ultramar (Mámora), se comienzan las gestiones para aprobar presupuestos para atender la  redención de cautivos e imágenes y, dado que al finalizar las mismas se hallaban los Trinitarios dispuestos a comenzar su decimocuarta redención desde la Reforma, el Consejo de Guerra decidió entregar los caudales a la Orden para que la realizaran".

 

Fr. Pedro de los Ángeles, religioso de la Santísima Trinidad Descalza, había conseguido que no se vendiesen la imágenes a lo judíos, quedando depositadas en el hospital de Mequinez, comprometiéndose a aportar el dinero para satisfacer su precio Antonio Correa-hidalgo ceutí-, el capitán de infantería Domingo Grande de los Coleos, Lucas de Zuñiga y Francisco de Sandoval y Roxas, a quien se debe uno de los relatos más interesantes sobre estos hechos:

 

            "Entre las diecisiete imágenes rescatadas, se encontraba una hechura de Jesús Nazareno, de natural estatura, muy hermosa, con las manos cruzadas adelante....  Al hermosísimo busto de Jesús Nazareno le mandón el Rey arrastrar, y echar por un muladar abajo, haciendo burla, y escarnio de el retrato hermoso, y del original divino. Todas ellas se embalaron y enviaron a Ceuta, donde tuvieron entrada el 28 de enero de 1682".

 

Las imágenes fueron llevadas de Mequinez a Tetuan en donde se les franqueó el paso hasta Ceuta: "Llegaron los Moros con las Santas Imágenes a las murallas de Ceuta, cuya llegada causó en toda la Ciudad grandísimo júbilo y alegría. Salieron a la puerta a recibirlas todos los Caballeros y Soldados de la Plaza, y tomándolas sobres sus hombros con singularísima devoción, y ternura, en forma de procesión, acompañadas de toda la Ciudad, las llevaron al Real Convento de los Padres Trinitarios Descalzos, donde se cantó con toda solemnidad el Te Deum Laudamus, en acción de gracias".

Las imágenes salieron de Ceuta, pero tal impresión dejó la imagen de Jesús Nazareno, que años después los padres Trinitarios adquirieron una imagen para su convento con el nombre de Jesús Nazareno Cautivo y Rescatado, manteniedose su culto hasta nuestros días, existiendo en la actualidad una pujante cofradía que lo procesiona meritoriamente en Semana Santa.

 

Traslado y permanencia en Madrid

 

Desde Ceuta enviaron las imágenes a Gibraltar, desde donde viajarían a Sevilla, y de Sevilla a Madrid, corriendo la segunda quincena de agosto de 1.682.

La principal de todas, las imágenes rescatadas, era la imagen de N. P. Jesús Nazareno, con la cual se quedaron los religiosos para su convento de Madrid. En 1.686 concedieron los Duques de Medinaceli de limosna, el solar para construir la capilla para N. P. Jesús Nazareno del Rescate. A esta donación siguió otra en 1.716, de un nuevo terreno para su ampliación.

Hasta agosto de 1810 permanece en la Capilla de la Plaza de Jesús en el "Convento de Jesús Nazareno", de los PP. Trinitarios. El decreto de supresión de todas las ordenes religiosas  publicado por José Bonaparte, obliga para evitar profanaciones que la Imagen pase a la Iglesia Parroquial de San Martín.

 

En 1814 vuelve la Santa Imagen a la iglesia de los Trinitarios, hasta que el 16 de marzo de 1836 suprimida nuevamente la comunidad de Trinitarios por las leyes de Mendizabal y a requerimiento de la real e ilustre Esclavitud de N. P. Jesús se traslada la imagen de Jesús a la parroquia de San Sebastian de la Villa de Madrid, evitando que la imagen pasase a un almacén, destinado a deposito de imágenes y objeto religiosos incautados.

 

A finales de Diciembre de 1845, el duque de Medinaceli, apoyado por las religiosas Concepcionistas de Caballero de Gracia, que ahora habitan el antiguo convento Trinitario, solicita al Ministro de Gracia y Justicia el que vuelva la imagen a su antigua capilla. A pesar de oponerse a dicha petición la Esclavitud, el 18 de abril de 1846, la imagen de Jesús se traslada desde la parroquia de San Sebastian a su capilla en el antiguo convento de los Trinitarios. En este convento, ya no habitan los Trinitarios sino que desde 1846 y hasta 1895 son diferentes congregaciones religiosas las que en el residen. De las crónicas de ese tiempo se percibe que el culto al Jesús Nazareno del Rescate va decayendo. Ante esta situación los Duques de Medinaceli, en conformidad con los deseos del Señor Obispo de Madrid, deciden poner al frente y servicio de la iglesia de Jesús Nazareno a los Padres Capuchinos, efectuándose la posesión de dicha iglesia el día 7 de julio de 1895. Desde esta fecha la imagen de Jesús va ganando en culto, devoción y fervor por parte del pueblo madrileño.

Durante todo este largo período de tiempo, desde su llegada a Madrid, la imagen se llamó siempre del Rescate, siendo muy posterior su actual denominación de Cristo de Medinaceli

NUESTRA COFRADÍA DE VALDEPEÑAS

Devoción a la Santísima Trinidad.

Devoción a la Santísima Trinidad.

Los Trinitarios veneran a la Santísima Trinidad como Dios y como fundamento de su carisma redentor: el Padre que ama a los hombres y que, por el Espíritu,  envía a su Hijo a los hombres para redimirlos de su cadenas, es el motor de toda redención para el hombre.

    El Papa Juan Pablo II decía a los Trinitarios, con motivo del Capítulo General de 2001: "Vuestra espiritualidad, que obtiene su vigor del misterio de la Trinidad y de la Redención, no ha dejado de impulsaros al servicio de los prisioneros y de los pobres, en vuestra larga historia, jalonada por numerosos ejemplos de santidad". Y en la misma intervención añadía: "En una época marcada por una preocupante "cultura del vacío" y por existencias "sin sentido", estáis llamados a anunciar sin componendas al Dios trino, al Dios que escucha el grito de los oprimidos y de los afligidos. Ojalá que en el centro y en la raíz de vuestro compromiso apostólico esté siempre la Santísima Trinidad. Que la comunión trinitaria sea para todos y cada uno fuente, modelo y fin de toda acción pastoral".

Devociones como el rezo del Santo Trisagio, la preocupación por dar un enfoque trinitario a todos los actos de culto e intervenciones homiléticas son un reflejo de una espiritualidad que mantiene a los religiosos de la Orden dentro de una tensión de fe y apostolado que está, sin duda, en el corazón mismo del cristianismo, sobre todo a raíz del Concilio Vaticano II.

De aquí que los Trinitarios se apoyen sobre el lema

'GLORIA A TI, TRINIDAD, Y A LOS CAUTIVOS LIBERTAD"

y

la frase

'TRINIDAD Y REDENCIÓN'

concentre todo su carisma y espiritualidad

HMNO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

¡¡¡ BENDITA SEA LA SANTISIMA TRINIDAD !!!

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Gloria a Dios Rey de los siglos y Rey de la eternidad.

Luz de Luz, la fe te implora.

Dios de Dios, mi amor te adora.

Bendito seas, Dios Santo, Dios Fuerte, Dios Inmortal

La Caja de la Redención: Orígen

La Caja de la Redención: Orígen

Desde la primitiva Regla, aprobada por Inocencio III, los trinitarios dividían en tres partes todos los bienes que les llegaban: dos para el sustento y las obras de misericordia y la tercera para la redención de los cautivos, tremendo drama tan bien descrito por muchos autores. De ahí parte el espíritu de la 'Tertia pars' por el que se recogían fondos para la 'Caja de la Redención'. Con el tiempo ha sufrido mucho vaivenes esta institución, pero a partir del Capítulo General Extraordinario de 1999, con motivo del VIII Centenario de la Orden, se reactivó la institución pidiendo a cada Provincia que buscase el modo de llevarlo a la práctica.

Para ello, el Grupo del Laicado a nivel nacional acordó en la asamblea de Valencia el presupuesto económico para el ejecicio 1 de abril de 2006 al 31 de marzo de 2007 y se aprobó UNA CUOTA ANUAL DE 8 EUROS por cada miembro del grupo. Lo podéis ir ingresando a través de vuestro responsable.

También hablaremos en el grupo sobre la caja de Redención y qué dinero podemos aportar.

Pero no es éste el único medio de dar vida al espíritu de la Caja de Redención. Ayudas de todo tipo salen de nuestras comunidades para todo tipo de atención: son obras de tierras misiones, obras sociales de nuestras casas y de su entorno. Y no podemos minusvalorar el mismo trabajo no remunerado que muchos religiosos hacen en centros asistenciales siguiendo el espíritu redentor del Fundador. 

Videos para el Tiempo de Cuaresma.

Videos para el Tiempo de Cuaresma.

Cuaresma,Tiempo de Perdón:

Reflexiones para el tiempo de Cuaresma

Reflexiones para el tiempo de Cuaresma

TIEMPO DE CUARESMA

Preguntas Frecuentes sobre la Cuaresma

¿QUÉ ES LA CUARESMA?

Llamamos Cuaresma al período de cuarenta días (quadragesima) reservado a la preparación de la Pascua, y señalado por la última preparación de los catecúmenos que deberían recibir en ella el bautismo.

¿DESDE CUÁNDO SE VIVE LA CUARESMA?

Desde el siglo IV se manifiesta la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

¿POR QUÉ LA CUARESMA EN LA IGLESIA CATÓLICA?

“La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (n. 540).

¿CUÁL ES, POR TANTO, EL ESPÍRITU DE LA CUARESMA?

Debe ser como un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, una práctica perfecta de la vida cristiana y una actitud penitencial.

¿QUÉ ES LA PENITENCIA?

La penitencia, traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador.

Literalmente cambio de vida, se dice del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe.

¿QUÉ MANIFESTACIONES TIENE LA PENITENCIA?

“La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el AYUNO, la oración, la limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1 Pedro, 4,8.).” (Catecismo Iglesia Católica, n. 1434).

¿ESTAMOS OBLIGADOS A HACER PENITENCIA?

“Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por la ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1249).

¿CUÁLES SON LOS DÍAS Y TIEMPOS PENITENCIALES?

“En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1250).

¿QUÉ DEBE HACERSE TODOS LOS VIERNES DEL AÑO?

En recuerdo del día en que murió Jesucristo en la Santa Cruz, “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1251).

¿CUÁNDO ES CUARESMA?

La Cuaresma comienza el Miércoles de ceniza y concluye inmediatamente antes de la Misa Vespertina in Coena Domini. (jueves santo). Todo este período forma una unidad, pudiéndose distinguir los siguientes elementos:

1) El Miércoles de ceniza,

2) Los domingos, agrupados en el binomio, I-II; III, IV y V; y el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor,

3) La Misa Crismal y

4) Las ferias.

¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?

Es el principio de la Cuaresma; un día especialmente penitencial, en el que manifestamos nuestro deseo personal de CONVERSIÓN a Dios.

Al acercarnos a los templos a que nos impongan la ceniza, expresamos con humildad y sinceridad de corazón, que deseamos convertirnos y creer de verdad en el Evangelio.

¿CUÁNDO TIENE ORIGEN LA PRÁCTICA DE LA CENIZA?

El origen de la imposición de la ceniza pertenece a la estructura de la penitencia canónica. Empieza a ser obligatorio para toda la comunidad cristiana a partir del siglo X. El liturgia actual, conserva los elementos tradicionales: imposición de la ceniza y ayuno riguroso.

¿CUÁNDO SE BENDICE E IMPONE LA CENIZA?

La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar dentro de la Misa, después de la homilía; aunque en circunstancias especiales, se puede hacer dentro de una celebración de la Palabra. Las fórmulas de imposición de la ceniza se inspiran en la Escritura: Gn, 3, 19 y Mc 1, 15.

¿DE DÓNDE PROVIENE LA CENIZA?

La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición pecadora de quienes la recibirán.

¿CUÁL ES EL SIMBOLISMO DE LA CENIZA?

El simbolismo de la ceniza es el siguiente:

a) Condición débil y caduca del hombre, que camina hacia la muerte;

b) Situación pecadora del hombre;

c) Oración y súplica ardiente para que el Señor acuda en su ayuda;

d) Resurrección, ya que el hombre está destinado a participar en el triunfo de Cristo;

¿A QUÉ NOS INVITA LA IGLESIA EN LA CUARESMA?

La Iglesia persiste en invitarnos a hacer de este tiempo como un retiro espiritual en el que el esfuerzo de meditación y de oración debe estar sostenido por un esfuerzo de mortificación personal cuya medida, a partir de este mínimo, es dejada a la libertad generosidad de cada uno.

¿QUÉ DEBE SEGUIRSE DE VIVIR LA CUARESMA?

Si se vive bien la Cuaresma, deberá lograrse una auténtica y profunda CONVERSIÓN personal, preparándonos, de este modo, para la fiesta más grande del año: el Domingo de la Resurrección del Señor.

¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN?

Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse del mal, para establecer la amistad con el Creador.

Supone e incluye dejar el arrepentimiento y la Confesión (ver el impreso Guía de la Confesión) de todos y cada uno de nuestros pecados.

Una vez en gracia (sin conciencia de pecado mortal), hemos de proponernos cambiar desde dentro (en actitudes) todo aquello que no agrada a Dios.

¿POR QUÉ SE DICE QUE LA CUARESMA ES UN “TIEMPO FUERTE” Y UN “TIEMPO PENITENCIAL?

“Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico (el tiempo de CUARESMA, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia. Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras).” (Catecismo Iglesia Católica, n. 1438)

¿CÓMO CONCRETAR MI DESEO DE CONVERSIÓN?

De diversas maneras, pero siempre realizando obras de conversión, como son, por ejemplo:

1. Acudir al Sacramento de la Reconciliación (Sacramento de la Penitencia o Confesión) y hacer una buena confesión: clara, concisa, concreta y completa.

2. Superar las divisiones, perdonando y crecer en espíritu fraterno.

3. Practicando las Obras de Misericordia.

¿CUÁLES SON LAS OBRAS DE MISERICORDIA?

Las Obras de Misericordia espirituales son:

• Enseñar al que no sabe.
• Dar buen consejo al que lo necesita.
• Corregir al que yerra.
• Perdonar las injurias.
• Consolar al triste.
• Sufrir con paciencia las adversidades y flaquezas del prójimo.
• Rogar a Dios por los vivos y los muertos
• Las Obras de Misericordia corporales son:

• Visitar al enfermo.
• Dar de comer al hambriento.
• Dar de beber al sediento.
• Socorrer al cautivo.
• Vestir al desnudo.
• Dar posada al peregrino.
• Enterrar a los muertos.


¿QUÉ OBLIGACIONES TIENE UN CATÓLICO EN CUARESMA?

Hay que cumplir con el precepto del AYUNO y la ABSTINENCIA, así como con el de la CONFESIÓN y COMUNIÓN anual.

¿EN QUÉ CONSISTE EL AYUNO?

El AYUNO consiste en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche. No se debe comer nada entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.

¿A QUIÉN OBLIGA EL AYUNO?

Obliga vivir la ley del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años. (cfr. CIC, c. 1252).

¿QUÉ ES LA ABSTINENCIA?

Se llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados).

¿A QUIÉN OBLIGA LA ABSTINENCIA?

La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años. (cfr. CIC, c. 1252).

¿PUEDE CAMBIARSE LA PRÁCTICA DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA?

“La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1253).

¿QUÉ ES LO QUE IMPORTA DE FONDO DEL AYUNO Y LA ABSTINECIA?

Debe cuidarse el no vivir el ayuno o la abstinencia como unos mínimos, sino como una manera concreta con la que nuestra Santa Madre Iglesia nos ayuda a crecer en el verdadero espíritu de penitencia.

¿QUÉ Aspectos pastorales que conviene resaltar EN LA CUARESMA?

El tiempo de Cuaresma es un tiempo litúrgico fuerte, en el que toda la Iglesia se prepara para la celebración de las fiestas pascuales. La Pascua del Señor, el Bautismo y la invitación a la reconciliación, mediante el Sacramento de la Penitencia, son sus grandes coordenadas.

Se sugiere utilizar como medios de acción pastoral:

1) La catequesis del Misterio Pascual y de los sacramentos;

2) La exposición y celebración abundante de la Palabra de Dios, como lo aconseja vivamente el canon. 767, & 3, 3).

3) La participación, de ser posible diaria, en la liturgia cuaresmal, en las celebraciones penitenciales y, sobre todo, en la recepción del sacramento de la penitencia: “son momentos fuertes en la práctica penitencial de la Iglesia” (CEC, n. 1438), haciendo notar que “junto a las consecuencias sociales del pecado, detesta el mismo pecado en cuanto es ofensa a Dios”; y,

4) El fomento de los ejercicios espirituales, las peregrinaciones, como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna y las obras caritativas y misioneras.

La Oración: La gran palanca de la fe.

La Oración: La gran palanca de la fe.

"Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra".

Es muy conocida esta frase de Arquímedes de Siracusa: “Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra”, la verdad de cuyo principio ha sido demostrada por la ciencia y la experiencia y de sobra conocemos la fuerza prodigiosa que desarrolla la palanca, barra rígida apoyada sobre un punto llamado fulcro, según definición de la mecánica física, teniendo por una parte la resistencia, que es lo que se quiere levantar o mover, y por otra, la fuerza. La distancia que hay entre el punto de apoyo y la fuerza es el "brazo de palanca", que puede ser igual o desigual, como la balanza y la "romana", en la que al ser el brazo del peso muy corto y el de la fuerza muy largo, permite pesar toneladas con gramos. Si el brazo de la palanca es suficientemente largo, un solo gramo es capaz de contrapesar muchas toneladas. Leonardo Da Vinci, adelantándose en esto a Stevin de Brujas, aprovechó este conocimiento para demostrar la ley de la palanca por el método de las velocidades virtuales, principio que ya enunciaba Aristóteles, anticipándose a Bernardino Baldi y a Galileo. Con una palanca conveniente, hasta un niño puede levantar miles de toneladas: Dicho esto, hemos entrado en el tema. Ha dicho Jesús: “Si tenéis fe como un grano de mostaza diréis a esta montaña: “Lánzate al mar, y se lanzará”.


LA ORACIÓN PALANCA MORAL

Con la fe como fulcro, o punto de apoyo, la esperanza como barra que sostiene el peso a levantar, la oración en el extremo opuesto, ésta se constituye en la palanca que levanta el mundo, según el principio científico de Arquímedes y el testimonio de la Sagrada Escritura.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad usa mucho el vocablo, "Palanca", incluyendo en ella la oración y los sacrificios que se hacen para conseguir el fruto del Cursillo. Resulta que la esperanza del orante y la confianza de conseguir lo que se pide, se convierten en brazo de palanca, de forma que cuanto mayor es la "confianza", mayor es el poder de la palanca, y bastará una fuerza pequeñísima para obtener lo que se pide. Sin fe, si no creemos que Dios puede darnos lo que pedimos, no hay oración posible. Si no creemos que Dios existe, o si, creyéndolo, pensamos que no puede darnos lo que le pedimos, la oración es inútil. Por eso los musulmanes, que creen en el fatalismo, determinado infaliblemente, no tienen oración de petición. Al no creer que Dios nos puede dar lo que le pidamos, sólo hacen oración de adoración, practicada, eso sí, con gran devoción tres veces al día; pero sin pedir nada a Dios, porque creen que es inútil.


LA FE, PUNTO DE APOYO Y LA CONFIANZA, BRAZO DE PALANCA

Para que la oración sea eficaz, es necesario esperar que Dios nos va a dar lo que le pedimos, y eso es confianza, que no sólo nace de la fe en que Dios puede darnos lo que le pedimos, sino fiarse de la promesa de Dios de escucharnos: “Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, buscad y hallaréis”. “El que pide recibe, al que llama se le abre, el que busca, encuentra”. Esa verdad revelada es la fuente de la que brota la confianza de que Dios nos concede lo que le pedimos porque lo ha prometido. Esta es la fe y la confianza que pide Cristo, cuando garantiza que si decís a esta montaña: “arráncate y arrójate al mar, os obedecerá”. “Si tenéis fe, todo lo que pidiereis en la oración, lo alcanzaréis." La fe y la confianza, que se completan la una a la otra, hacen la oración eficaz.


LOS APOSTOLES VACILABAN

Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que lo agarra lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han podido
Jesús preguntó al padre del poseso: --¿Cuánto tiempo hace que esto sucede? --Desde la niñez –respondió-- y muchas veces lo ha tirado al agua y al fuego, para acabar con él. Pero si puedes algo, socórrenos, compadecido de nosotros. Jesús le dijo: --Si tú puedes creer, todo es posible para el que cree. El padre del muchacho exclamó: --¡Señor! Yo creo, pero ayuda tú mi incredulidad. Aquel padre creía, pero no creía con bastante firmeza para tener confianza ilimitada en Cristo. También los discípulos creían en el poder de Cristo, pero dudaban por falta de confianza y preguntan a Jesús: -- ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros? -- Esta ralea no sale más que a fuerza de oración confiada. Los discípulos pidieron a Jesús que les aumentara la fe y la confianza: --Señor, auméntanos la fe. La diferencia entre la fe y la confianza se ve con mucha claridad en el caso del padre de este endemoniado.
(Mc 11, 21).

Dice el texto latino: "Si habueritis fidem sicut granum sinapis et non haesitaveritis...". “Si tuviereis fe como un grano de mostaza y no vacilarais. El verbo “haesito”, significa dudar, vacilar e indica incertidumbre, irresolución. Cuando "la confianza" es ilimitada, o lo que es lo mismo, cuando el brazo de palanca es muy grande, la oración obra milagros. Pero este brazo de palanca tan colosal es escaso.


¿QUÉ REMEDIO?: LA POLEA

Cuando deseamos conseguir algo careciendo de esta confianza ilimitada, podemos usar la polea, verdadera palanca, que es una cuerda flexible y deslizante alrededor de una rueda, que en el extremo de la cuerda lleva el peso, y al otro extremo la fuerza para que tirando el peso vaya subiendo poco a poco. Una serie de tirones va elevando el peso; pero si se deja de tirar y se suelta la cuerda, el peso, que ya había subido a cierta altura, cae precipitadamente.

Así funciona nuestra oración, cuando la confianza es limitada... Y así resulta ser nuestra oración ordinaria, como elevada por la polea. Queremos obtener de Dios una gracia, que es como querer levantar un peso, pero no tenemos la confianza suficiente para poder alcanzarla de una vez, por falta de fuerza capaz de levantarla de un solo tirón, y pedimos repetidas veces a Dios lo que deseamos, como a pedacitos de confianza. Actuamos como con la polea, subimos el peso a base de tirones sucesivos. Si nuestra confianza fuera muy grande, como la del centurión de Cafarnaún, o la de la Cananea de Tiro, de los cuales dijo Jesús admirado: “No he encontrado tanta fe en Israel”, no necesitaríamos orar más que una vez para obtener lo que pedimos, como ellos. Al no tener esa confianza, necesitamos dar tirones sucesivos. Ha sido necesario repetir y repetir nuestra oración porque nuestra confianza es muy pequeña. Si nuestros pedazos de confianza son más grandes, necesitaremos repetir nuestra oración menos veces.


ANTE EL FRACASO DE LA ORACIÓN

Cuando la confianza es nula, aunque se repitan mil veces las oraciones no se logra nada, como si no se tira de veras de la polea, el peso se quedará donde está. Cuando se deja de orar porque se cede al cansancio de pedir, o se desconfía de ser escuchado, o se deja vencer por el aburrimiento el desánimo, no se conceden las peticiones. Como cuando se quiere subir un peso por medio de la polea, nos cansamos y soltamos la cuerda el peso cae, y los esfuerzos anteriores han resultado inútiles. Previendo esto los mecánicos, inventaron la polea compuesta, el polipasto, formado de dos o tres poleas simples, para que, aunque dejemos de tirar, el peso se mantenga. Este símil es por analogía, la oración hecha por dos o más personas. Mientras una deja de pedir, las otras siguen pidiendo, hasta que se consigue lo que se pide. Esta es la fuerza de la oración de la Iglesia, de la familia o de la comunidad. En este principio se basa el Apostolado de la Oración, en el que miles y miles de personas piden a Dios la misma gracia continuamente, como si cada una tuviera un cabo de diversas cuerdas unificadas, para conseguir de Dios la gracia que se pide.


ORACIÓN FRÍA Y RUTINARIA

Pero si los que piden no tiran de veras su oración resulta ser oración de disco, de CD, a la que le falta la confianza. Si cada uno ora con un poquito de confianza, probablemente Dios concederá nuestra petición. Si se reza mecánicamente, sin verdadero empeño, Dios no ha prometido darnos sin más ni más todo lo que le pidamos, aunque se lo pidamos millares de veces, o se lo pidan millones de personas. La promesa es clara: "Todo lo que pidiereis con fe, sin andar vacilando, se os concederá", y esto según la determinación de su Providencia, pero no en virtud de su promesa. En muchas ocasiones Dios concede lo que se le pide, aunque nosotros no lo veamos. Miles de almas alcanzan, por ejemplo, su salvación, y muchas personas han alcanzado la plenitud de las virtudes, sin que nos demos cuenta de que la consiguieron por nuestras oraciones.

Santa Teresita de Lissieux lo dice de esta manera plática: En la lamparita mortecina del sagrario, la sacristana encendió con cuidado una vela y con ella las de toda la comunidad.

Hemos convertido la palanca y la polea en una imagen para explicar de algún modo el funcionamiento de la oración, que, según San Agustín, es “la fuerza del hombre y la debilidad de Dios”.



HÁGASE TU VOLUNTAD

Jesús no ha señalado un catálogo de cosas que podemos pedir, su madre le pidió en Caná vino, el buen ladrón le pidió el paraíso. Podemos pedir de todo y todo, pero somos como niños que no saben lo que piden y debe quedar el discernimiento de la madre dar lo bueno y lo mejor y no dar lo malo, que a veces deslumbra y es bonito y bien visto, lo razonable es lo, después de pedir, lo dejemos en manos de Dios, que él sí sabe lo que nos conviene más o lo que nos puede dañar. Para que después no se nos pueda decir, “Fraile mostén, tú te lo tienes, tú te lo ten”, terminar siempre nuestras peticiones, como nos enseña Jesús en la oración que nos enseñó: “Hágase tu voluntad“, que es como Él oró en la agonía de Getsemaní: “Padre, si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.


EL PADRE COLOMA

Escribe el Padre Coloma, insigne escritor costumbrista:

“Una tarde vi llegar al aperador del Cortijo. Fui volando a verlo: su hijo había llegado de África y por él supe que de tres de los míos que estaban en el ejército, el mayor había muerto; al segundo lo había matado a traición un moro y que el tercero estaba en el hospital de Algeciras. Volví en busca de Chana, mi mujer, y le di la noticia. Ella se encogió como si viera venir el torreón de Tepul: los ojos se le desencajaron y se puso más blanca que un papel. --Vamos a Algeciras, Cristóbal, me dijo. Aparejó la burra y tomamos el camino de Algeciras. Chana caminaba en la burra arrebujaá en un pañolón rezando credos y salves. Yo iba detrás echando sapos y culebras, y renegando de cuanto bicho viviente se menea… Yo no era malo, creía en Dios y en la Virgen Santísima y en cuanto hay que creer en el mundo; pero aquella pena me había derramado toda la hiel por el cuerpo, y hasta la saliva de la boca me sabía amarga... De repente tropezó la burra y tiró las alforjas… Me cegué… me cegué y eché una blasfemia. Chana saltó de la burra como si hubiera oído la trompeta del juicio; se me puso delante más tiesa que un muerto en la sepultura y me dijo: -¡Calla esa lengua, Cristóbal! ¡Calla esa lengua; que bien mereces que Dios te mate a tu hijo!”. - Y ¿por qué hace Dios con nosotros esas tropelías?- grité yo más furioso. –Porque somos pecadores, contestó con una voz que parecía un juez sentenciando a muerte .Mira –añadió levantando la mano-- esos puñados de estrellas: mira las lágrimas que costamos a María Santísima… Cuéntalas si puedes… ¡Ella las derramó y nosotros pecamos!... Yo no se lo que me pasó entonces; pero el corazón se me salía por la boca, y me fui quedando atrás, atrás, pare verme solo. Miraba yo esas benditas estrellas del cielo, y se me salían por los ojos las lágrimas como garbanzos. --Virgen Santísima que por mí lloraste- decía yo a voces-; si no supe lo que dije… ¡Madre de pecadores, ampara a esta oveja perdida! ¡Madre que perdiste a un hijo, ten piedad de quien pierde tres de un golpe!... --Llegamos a Algeciras por la mañana, y nos fuimos derechos al hospital; preguntamos a un cabo por Sebastián Pérez, y nos hizo entrar en la oficina del registro. Había allí un sargento, que buscó el nombre en el registro. --Sebastián Pérez -dijo- entró el 25 de mayo... Salió el 1 de junio. --Y ¿para dónde ha salido?, preguntó Chana. --Para el camposanto, con los pies por delante, respondió el sargento. --Sentí que Chana me clavaba las uñas en el brazo, y que temblaba como si tuviera frío de cuartanas. --Vamos al camposanto, dijo. Y fuimos al camposanto, pero ya lo habían cerrado y el conserje no nos quiso abrir. --Chana se sentó en el umbral y por una rendijilla de la puerta miraba allá dentro, por ver desde lejos la tierra que se comía a su hijo. Teníamos diez reales, y Chana mandó decir una misa a la Virgen de los Dolores. Yo me escurrí a la sacristía, en busca de un Padre cura, y me confesé mientras tanto, llorando de hilo en hilo. A la vuelta caminamos siete horas sin decir palabra. Al oscurecer me faltó hasta el aliento y me dejé caer junto a un pozo de abrevar ganado. Chana se apeó de la burra y se sentó a mi vera. --¿Qué haremos ahora, Chana?, pregunté yo, hablando primero. --¿Qué haremos? Lo que dice el Padrenuestro… Cristóbal… Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo… --Yo me eché a llorar como una criatura, porque, aunque era hombre que con una mano paraba una yunta de bueyes, no tenía en el corazón el aguante de aquella santa mujer, que no era una mujer de carne y hueso, sino un ángel del cielo. --¿Y qué ha sido de Chana? --A Chana le pasó lo que al caballo viejo… Desde entonces hincó la cabeza en tierra y no la volvió a levantar nunca. Corazón le sobraba; pero el cuerpo se le iba solo a la sepultura, y a los tres meses estaba en la eternidad con sus tres hijos.” Yo me quedé solo, señorito, solo… Trabajo cuando hay en qué, y cuando no hay, nunca me niegan un pedazo de pan por esos cortijos, y siempre que paso por el Cristo de Mirabal, me asomo a la capilla y digo: --“Señor, aquí está tío Pellejo… Setenta años tengo ya… ¡no se te olvide!”

Así acaba el insigne costumbrista Padre Luís Coloma autor de cuentos infantiles, Ajajú y Periquillo sin miedo, Medio Juan y Juan y Medio, Por un piojo, Caín, Mal alma, La Gorriona y Era un santo, Paz a los muertos, y cuentos rurales, Ranoque y Juan Miseria. Pequeñeces, que le colocó en el primer plano de la actualidad literaria, Boy, La reina mártir, Jeromín y Fray Francisco. Del estruendo que provocó Pequeñeces asegura que fue como entrar por primera vez en la ducha y recibir la inesperada rociada, como después diría Martín Descalzo que le había ocurrido a él con su primera novela, “La Frontera de Dios”, ganadora del Premio Nadal. El moralismo con que termina Coloma la historieta del Tío Pellejo, busca conducir al lector a la resignación del “Hágase tu voluntad” de la tía Chana, respondiendo al tío Pellejo: --¿Qué haremos ahora, Chana”? –pregunté yo. --¿Qué haremos? Lo que dice el Padrenuestro… Cristóbal… Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo…”

Porque Dios sabe mejor que nosotros lo que nos conviene para nuestra mayor felicidad definitiva y eterna.

Taller de Oración

Conoce tu fe: Explicación del Credo.

Conoce tu fe: Explicación del Credo.

Las verdades de nuestra religión, de nuestra fe católica se encuentran en la oración del Credo. El Credo es lo que creemos los católicos. Si alguien de otra religión nos pregunta ¿qué es lo que creen ustedes los católicos? podemos contestarle con todo lo que rezamos en el Credo. Podemos decir que es como un resumen de nuestra religión.

El Credo está dividido en tres partes:

  • La primera parte habla de Dios Padre y de la obra de la Creación.

  • La segunda parte habla de Dios Hijo y de la Redención de los hombres.

  • La tercera parte habla de Dios Espíritu Santo y de nuestra santificación.

    Estas tres partes contienen doce artículos que abarcan las principales verdades en las que creemos los católicos. Estos doce artículos son:

    1. Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra.

    2. Jesucristo, Hijo único de Dios.

    3. Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen.

    4. Jesús fue crucificado, muerto y sepultado.

    5. Jesús descendió a los infiernos y al tercer día resucitó.

    6. Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.

    7. Jesús vendrá a juzgar a vivos muertos.

    8. El Espíritu Santo.

    9. La Iglesia una, santa, católica y apostólica y la comunión de los santos.

    10. El perdón de los pecados.

    11. La resurreción de los muertos.

    12. La vida eterna.


    Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de como nos amó tanto que nos entregó a su Hijo Jesús para salvarnos. Se quedó con nosotros en la Iglesia, nos perdona y nos promete volver a venir.

    Todo lo que creemos lo debemos de vivir. Debemos demostrar con nuestras obras que creemos en Dios. Se debe notar la diferencia entre un niño que no tiene fe y un niño que sí tiene fe. La vida se vive diferente. Por ejemplo, si yo creo que tengo un Padre Todopoderoso que vela por mí, mis acciones deberán demostrar esa seguridad y confianza. Si yo creo en la Iglesia, la voy a ayudar.

    El Credo es una forma de profesar nuestra fe. Otra forma de profesar nuestra fe es haciendo la señal de la cruz, que es la señal del cristiano. ¿Qué expresamos cuando nos persignamos? Decimos que creemos en Dios que es uno en tres personas distintas. Esto lo hacemos al decir “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Al trazar la señal de la cruz en nuestro cuerpo, expresamos que creemos en la Encarnación, Pasión y Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

    Al rezar el Credo entramos en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y con toda la Iglesia.