Trinitarios, 60 años de la Restauración en Valdepeñas (1948-2008)
(Articulo recogido en la página web de Trinitarios España-Sur, escrito por nuestro querido paisano P. Ángel García Rodríguez)
Hay acontecimientos y efemérides que pasan a la historia de un modo sencillo y humilde sin grandezas y sin bombos ni platillos. Así ocurría en Valdepeñas un 11 de noviembre del año 1948 cuando tras 113 años de ausencia llegaban de nuevo a su “cuna” esos frailes de la cruz roja y azul sobre sus blancos hábitos con el fin de restaurar nuestra querida Orden de la Santísima Trinidad en Valdepeñas, cuna de la Descalcez Trinitaria.
Los orígenes del convento de Valdepeñas se remontan a finales del siglo XVI. Con el gran apoyo del Marqués de Santa Cruz, don Álvaro de Bazan se fundó en la capilla de San Nicasio el 9 de Noviembre de 1594 un convento de trinitarios recoletos. Posteriormente, San Juan Bautista de la Concepción tras conseguir del Papa Urbano VIII el Breve apostólico de la Reforma de la Orden Trinitaria implanta en Valdepeñas la primera casa de la Descalcez Trinitaria.
El Ayuntamiento solicita la restauración de los Trinitarios en Valdepeñas (1945)
En Septiembre de 1835, en cumplimiento de las leyes de Desamortización de Mendizábal eran expulsados los Trinitarios de su convento de Valdepeñas. Tras varios intentos fallidos de la restauración por parte de la Orden Trinitaria, al fin el 26 de Junio de 1945, el Alcalde de Valdepeñas, don Arturo Espinosa, escribió una carta al Provincial de los Trinitarios, que se encontraba en Alcázar, “notificándole que el referido Ayuntamiento de Valdepeñas esperaba contestación a la oferta hecha de conceder a la Orden Trinitaria los derechos que pertenecían a la Corporación Municipal sobre el edificio denominado “Convento”, que en parte estaba ocupado por una comunidad de religiosas Agustinas, y otra parte, aunque menor, pero que incluía la iglesia, estaba casi por completo en ruina.
Aprobación de la fundación por el Obispo de Ciudad Real (1948)
Con fecha 9 de noviembre de 1948 escribía el obispo de Ciudad Real al Provincial de los Trinitarios: “Damos por erigida la nueva Casa Trinitaria….Además trasladamos a la referida Orden Trinitaria la cesión que el Ayuntamiento de Valdepeñas nos tiene hecha de la iglesia y dependencias subsistentes del antiguo convento Trinitario, que dicha entidad alega pertenecerle”.
Los permisos civiles y eclesiásticos ya estaban listos para la esperada restauración de los Trinitarios en Valdepeñas. Ahora falta esa persona con carisma de fundador que esté dispuesta a levantar el convento desde esos escombros que el Ayuntamiento les ofrece. Así según nos relata el Protocolo del convento, el P. Andrés de Cristo Rey, Provincial de los Trinitarios en España, se personó en Valdepeñas para examinar de cerca el estado de los edificios; y aunque su impresión fue desoladora, la sincera oferta del Ayuntamiento y la honda aspiración de la Orden por ver restaurada la primera casa de la Reforma, le animó para ponerse manos a la obra y enviar al P. Fidel de la Virgen del Carmen como responsable de la Restauración.
Una restauración y toma de posesión muy sencilla (1948)
La revista del Santo Trisagio del año 1949 comentaba que “en esta casa de Valdepeñas no hubo gran fiesta ni celebraciones, como se acostumbraba cuando llega el momento de restaurar una casa o de agregar una fundación a la Provincia”. Por otra parte en una circular dirigida por el Provincial a todas las casas de su jurisdicción de España y América y en una carta enviada al Obispo de ciudad Real, don Emeterio Echevarria Barrena, se decía que “en el día de hoy 11 de noviembre de 1948 nos hemos hecho cargo del convento de Valdepeñas y empezado las gestiones para su construcción y apertura del templo al culto”.
Tengamos en cuenta que el convento y la iglesia se encontraban en un deplorable estado con los tejados y techos hundidos. Todo era escombros como consecuencia del pillaje y la devastación a que estuvo sometido el convento y la iglesia durante la Guerra Civil. Por este motivo la toma de posesión del convento por parte de los Trinitarios tuvo lugar en el mismo despacho del Alcalde, pues el convento se hallaba poco menos que en completa ruina.
De acuerdo a los documentos oficiales civiles y religiosos, el primer Presidente del convento fue nombrado el P. Fidel de la Virgen del Carmen (1948-55), que hizo frente a muchas dificultades que surgieron en la restauración de esta casa.
El P. Fidel levanta el convento desde los escombros
El conocido P. Fidel fue el primer religioso trinitario que junto con otros se instalaron en la parte del convento que poco después fue adquirida por el Ayuntamiento, comprometiéndose desde un principio a restaurar la iglesia y abrirla de nuevo al culto.
En el mismo Protocolo del convento se relata que “el P. Fidel para sacar a flote la fundación… y no ahogarse entre el montón de escombros a que se reducían la iglesia y convento, tuvo que valerse de mil estratagemas…y recurrir con machacona insistencia a muchas puertas…dentro y fuera de la Orden”. La familia que más favoreció la fundación fue el matrimonio Alfonso Merlo y Concepción Vasco. Además de las continuas y, en ocasiones, no pequeñas limosnas pecuniarias que dieron al P. Fidel y a sus sucesores en el convento. Esta familia donó en propiedad la casa nº 7 de la calle Castellanos, que estaba ocupada por la Falange y por varias dependencias del Ayuntamiento. Esta cesión fue hecha con escritura pública el 18 de enero de 1950.
Gran apoyo de la Archicofradía de Jesús Nazareno y del pueblo de Valdepeñas
Nos señala el libro del Protocolo del convento que con una celeridad extraordinaria, en poco más de nueve meses, con la valiosa ayuda de la Real Archicofradía de Jesús Nazareno Rescatado y la aportación generosa de los buenos valdepeñeros, se reparó y adecentó la iglesia lo mejor posible, aunque desprovista de retablo e imágenes en el altar mayor.
El mismo Obispo D. Emeterio Echevarria bendijo el templo el viernes 9 de Septiembre de 1949, tras una solemne procesión en que fueron llevadas las imágenes de Jesús Rescatado y Ntra. Sra. de la Soledad desde la parroquia de la Asunción, donde estaban depositadas y recibían culto, a su propia iglesia de la Trinidad.
El P. Fidel, en un nuevo esfuerzo económico, rodeó la huerta con altos y sólidos tapiales. El convento restaurado tenía en el piso bajo o entresuelo un salón, que fue sala de juntas de la Adoración Nocturna; la sacristía y dos aulas bastante capaces que desde 1949 al 57 se destinaron a escuelas de enseñanza primaria; en el piso alto estaba la vivienda de la comunidad.
Trinitarios al servicio de la educación, la evangelización y la reinserción de los encarcelados
La labor de los Trinitarios a lo largo de estos 60 años de su restauración en Valdepeñas ha sido la evangelización a través de la atención del culto de la iglesia, confesiones, asistencia a los enfermos y moribundos. También desde un principio la labor evangelizadora fue acompañada con la dedicación a la enseñanza. Así por los años 70 se abrió el Colegio Santísima Trinidad, se edificó un internado para servicio de aquellos niños pobres que venían de otros pueblos. El año 1976 abrió sus puertas el seminario menor trinitario para la formación de los futuros sacerdotes trinitarios. Y en los años noventa, fieles a su carisma redentor trinitario, la comunidad de Valdepeñas se hizo cargo de la capellanía del Penal de Herrera de la Mancha.
Hace 60 años el P. Fidel junto con los PP. Timoteo y Joaquín, emprendían el reto de la restauración de la Orden en Valdepeñas. Hoy después de 60 años de presencia trinitaria en esta ciudad del buen vino, es justo agradecer a Dios Trinidad por este camino sembrado por los Padres Fidel, Timoteo, Serafín, Joaquín y tantos hermanos nuestros que pasaron y murieron en este convento.
Felicidades a la Comunidad Trinitaria de Valdepeñas
Finalmente, fruto de este testimonio y trabajo pastoral en la iglesia, en las aulas del colegio y en la cárcel, somos tres trinitarios valdepeñeros los que un día sentimos la llamada a seguir los pasos de Juan de Mata: Antonio Jiménez (Provincial), Rafael Márquez y el que escribe, Ángel García. Los tres éramos niños o adolescentes y conversando con el P. Joaquín, participando en el grupo juvenil o como alumno en las aulas del colegio, nos entusiasmamos con este camino trinitario.
¡Felicidades a la actual comunidad Trinitaria de Valdepeñas! Ellos, Pascual, Antonino, Emilio y Frank han recogido la antorcha trinitaria que el P. Fidel colocó por estos días hace 60 años en medio de los escombros de nuestro antiguo convento trinitario, gloria y orgullo de la historia de Valdepeñas.
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