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BLOG DEL LAICADO TRINITARIO DE VALDEPEÑAS

Jesús es la Verdadera Vida, el amor mismo

Jesús es la Verdadera Vida, el amor mismo Un año más Jesús, el Señor, ha caminado por nuestras calles, invitándonos a creer en su amor por nosotros. Hay dos actitudes que ayudan a recrear en el corazón del creyente la respuesta a ese amor: desear a Dios y aprender a mirar como Cristo.
Desear a Dios: San Agustín dijo una vez que nuestra vida es un ejercicio del deseo de acercarnos a Dios, de ser capaces de dejar entrar a Dios en nuestro ser. "Toda la vida del cristiano fervoroso —dice— es un santo deseo". "Dios —dice también san Agustín—, es todo lo que deseamos" (cf. Tract. in Iohn., 4). Ojalá que comencemos realmente a desear a Dios, para desear así la verdadera vida, el amor mismo y la verdad. (Benedicto XVI. Audiencia General, 21.2.2007).
Aprender a mirar como Cristo. << Un grupo de vendedores fue a una convención de venta. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios, corriendo por los pasillos.De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas. Las manzanas salieron volando por todas partes. Sin detenerse, ni voltear para atrás, los vendedores siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al avión...
Todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. Luego regresó a la terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo.
La sorpresa fue enorme al darse cuenta que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando, en vano, de recoger las manzanas, mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse; sin importarle su desdicha. El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado, y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta. Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña: Toma por favor estos cien pesos por el daño que hicimos. “¿Está bien?”.
Ella, dejando de llorar, asintió con la cabeza. Él continuó diciéndole: “Espero no haber arruinado tu día”. Conforme el vendedor empezó a alejarse la niña le gritó: “Señor...”. Él se detuvo y volteó a mirar esos ojos ciegos. Ella continuó: “¿Es usted Jesús....?” .
Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma: “¿Es usted Jesús?”.>>. (José Martínez Colin. Radio Oriental. Montevideo-Uruguay).
El tiempo Pascual es propicio para dejarnos guiar por la fuerza del Espíritu del Señor Resucitado, para renovar nuestra fe en el triunfo de la Vida y del Amor y para dar a conocer las razones de nuestra Esperanza. Compartamos la fe en Jesús el Viviente deseándonos: ¡Felices Pascuas de Resurrección!

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